De "Fonética, fonología y bases pulsionales" en "El dispositivo semiótico del texto":
Entre los poetas de su tiempo, Mallarmé es uno del que se ha hecho notar más claramente el rol "corporal", trans-simbólico de los sonidos en su lenguaje. Sin considerar algún "rasgo distintivo" fonemático, Mallarmé caracteriza en sus "Palabras inglesas" los diferentes "sonidos" del lenguaje en relación al funcionamiento del cuerpo: "A toda la naturaleza vinculada y próxima al organismo depositario de la vida, la Palabra presenta, en sus vocales y sus diptongos, como una carne; y, en sus consonantes, como un esqueleto delicado para disecar. Etc., etc., etc.(30)" "...pero, a tiempo, vuelto hacia la estética, mi sentido lamenta que el discurso no logre expresar los objetos por claves respondiendo en colores o ritmos, los que existen en el instrumento de la voz, entre los lenguajes y a veces en uno. En el lado de la sombra, opaco, tenebroso se oscurece un poco, qué decepción, ante la perversidad que da al día y a la noche, contradictoriamente, los timbres obscuros aquí, claros allá. El deseo de un término de esplendor brillante, o que se apage, inverso; en cuanto a las alternativas luminosas simples - Solamente, sabemos no existirá el verso: él, filosóficamente remunera la falta de las lenguas, completamente superior(31)."
De esta forma, el lenguaje poético en general, y el texto moderno en particular, restituyen al lenguaje una de sus capacidades virtuales más reprimidas: hacer pasar las "pasiones" a través del sentido: "...zambullirme, en alguna parte, en la gente, que soy, el santo de la Pasión del Hombre liberado según una fuente melódica ingenua(32)." Visto desde una economía semejante, todo morfema, toda "palabra" aparece como una entidad opaca, extranjera, por dividir: "...pero no se ve casi nunca seguramente una palabra más que desde fuera, de donde estamos, es decir, del extranjero(33)." Al contrario, en la lengua materna- aunque Mallarmé adopta el mismo enfoque para el inglés - la palabra no está totalmente asegurada, estalla en mil facetas según sus diferenciales significantes, soportes de "carne" y de "hueso" : " Los versos no deben, allí, componerse de palabras; sino de intenciones, y toda las palabras se desvanecen ante las sensaciones", escribe acerca de "Herodías" a H. Cazalis, en 1864(34). Mientras que la distinción fonemática está sobrecargada de nuevas economías pulsionales (pulsiones, aliteraciones, repeticiones, desplazamientos, condensaciones, etc.), la univocidad de todo ítem lexical se pierde: "La Palabra, en su personalidad tan difícil de reconocer[...](35)" Esta queja de Mallarmé se da a entender no como la dificultad del lingüista moderno para acordar un status teórico a la "palabra", sino como la imposibilidad de un sujeto en continuo cambio, para fijar una unidad portadora de sentido, durante una liberación articulatoria y pulsional del significante, mientras los límites de las unidades significantes se ubican y se desplazan sin cesar. Y más claramente: "Las palabras mismas se exaltan en muchas facetas, reconociendo la más rara o valiosa para el espíritu, centro de suspenso vibratorio; que las percibe independientemente de la secuencia usual, proyectadas en paredes de cuevas, mientras dura su movilidad o principio, siendo lo que no se dice del discurso; prontas todas, antes de extinguirse, a una reciprocidad de fuegos distante o presentada al sesgo como contingencia(36)."
La pulverización de la unidad significada y significante en un timbre ritmado, semiotizado es designada por Mallarmé como una condena a muerte, como una agresividad contra la unidad, como una negatividad: "El verbo es un principio que se desarrolla a través de la negación de todo principio, el azar, como la Idea[...](37)" "Si la vida se alimenta de su propio pasado, o de una muerte continua, la Ciencia encontrará este fenómeno en el lenguaje: el cual, distinguiendo al hombre del resto de las cosas, lo imitará, en tanto que artificial en la esencia no menos que natural; reflexivo, como fatal; voluntario como ciego(38)." Esta muerte-vida, esta negatividad dialéctica, es por otra parte, la propia de la ficción: la muerte "no es y es", ella es "ficticiamente, condicional, (literalmente)"(39); y más explicitamente aún: "Sea este aislamiento puro y simple de la Palabra inalterable, sea esta copulación de varias Palabras en la que el sentido permanece discernible; sea, hasta la desaparición misma del sentido no dejando más que vestigios abstractos y nulos aceptados por el pensamiento, es aleación de vida y de muerte y doble medio artificial y natural(40)."
La irrupción pulsional destructora del sentido es designada como "nada", "vacío" o "muerte", "noción negativa"; pero se sabe que desde 1870 una suerte de positividad estética, la creencia en la belleza, le sucedió - diremos que la efectuación poética, la disposición rítmica del proceso significante se propone al sujeto como único medio de evitar, mientras lo transita, el a-simbolismo psicótico. Así, Mallarmé escribe en su correspondencia: "He hecho un muy largo descenso a la Nada para poder hablar con certeza. No hay más que la belleza- y ella no tiene más que una expresión perfecta, la Poesía(41)." Señala también esta positividad de forma menos estética, más religiosa, cuando la llama "creencia" : "...intento para separarte un poco de mi y verte, comparar tu vida que asiste a la Noción negativa, a la Creencia, donde se complace, ahora mi espíritu ablandado, pero al que se rehusa la vida, precisamente; y sonrío a la diferencia(42)." Sin embargo, este sonreír, pero también la separación frente a la obra estética, que transparenta en una "obra" donde la parte más íntima y la más experimental queda o bien inédita (El "Libro", La tumba de Anatole) o bien se da cuando se completa, como una filosofía objetiva destacada en su trama lingüística (Un golpe de dados), -indican que la "creencia" mallarmeana es de hecho un esfuerzo por disponer el proceso significante de un sujeto cambiante. "Belleza" y "Absoluto" son no sólo los términos propios a la ideología del siglo XIX, sino sobre todo los límites, incluso obstáculos que el rítmo del timbre encuentra y acarrea. (Pp. 226-228).
NOTAS:
(30) Les Mots anglais, O.C., p.901
(31) "Crise de vers", O.C., p.364
(32) "Crayonné au théâtre", O.C., p.296
(33) Les Mots anglais, O.C., p.975
(34) Correspondance, t.I, Gallimard, 1959, p.137
(35) Les Mots anglais, O.C., p.920
(36) "Le mystère dans les lettres", O.C., p.386; subrayado nuestro
(37) "Notes", O.C., p.854
(38) Les Mots anglais, O.C., p.901; subrayado nuestro
(39) Le "Livre", éd. par J. Scherer, Gallimard, 1957, feuillet 28A
(40) Les Mots anglais,O.C., p.1052-1053; subrayado nuestro
(41) Lettre à Cazalis, 14 mai 1867, Corr.,t.I,p.243
(42) Lettre à Cazalis, 3 avr. 1870, Corr.,t.I.,p.320
(43) Sobre Mallarmé , la negatividad y la "creencia",cf. J.-P Richard, "Mallarmé et le rien, d`après un fragment inédit", en Revue d`histoire littéraire de France, oct-déc1964,p.633-644.
No hay comentarios:
Publicar un comentario