lunes, 6 de junio de 2011

IMAGEN Y LENGUAJE EN EL PSICOANALISIS (Paul Ricoeur) (En Escritos y conferencias 1. En torno al psicoanálisis)

 Écrits et conférences 1. Autour de la psychanalyse (Éditions du Seuil, mars 2008) Textos reunidos y preparados por Catherine Goldstein y Jean-Louis Schlegel con la ayuda de Mireille Delbraccio. Presentación de Jean-Louis Schlegel. Postfacio de Vinicio Busacchi. (Trad.:Rodrigo Gómez M.)


   "Image and Language in Psychoanalysis" ha sido publicado en Psychoanalisis and Language (Psychiatry and the Humanities, 3), editado por J.H. Smith, New Haven-Londres, Yale University Press, 1978, p.293-324.
   El texto original francés manuscrito se encuentra en los archivos del Fonds Ricoeur, bajo el título "Image et langage en psychanalyse". No ha sido publicado en francés hasta hoy.


                                       IMAGEN Y LENGUAJE EN PSICOANALISIS   

La presente conferencia tiene por objeto apreciar la tentativa de algunos teóricos del psicoanálisis, de reformar la teoría psicoanalítica en función de modelos lingüísticos tomados, ya sea de la lingüística estructural, de Saussure a Jakobson, o bien de la lingüística transformacional o generativa propuesta por Chomsky. Quiero decir ahora cuál será mi línea de argumentación. En la primera parte, expondré las razones en favor de la reinterpretación lingüística, apoyándome principalmente en la práctica analítica, y mayormente en la experiencia psicoanalítica. Intentaré al mismo tiempo explicar porqué la teoría metapsicológica de Freud, está retrasada con respecto a su propia práctica, en lo que concierne al reconocimiento de la dimensión semiótica del psicoanálisis.
   En la segunda parte, partiendo del fracaso parcial de las formulaciones sobre estilo lingüístico, intentaré demostrar que el universo de discurso apropiado a la experiencia psicoanalítica no es el lenguaje, sino la imagen. Esta tesis, ya se verá, no es pura y simplemente opuesta a la tesis lingüística. Lamentablemente no disponemos de una teoría adecuada de la imagen y de la imaginación, en particular de una teoría que de cuenta de los aspectos semióticos de la imagen misma. Esto explica que, en una época en que la lingüística ha conseguido un avance considerable con respecto a las demás ciencias humanas, no se haya optado más que por asignar al lenguaje, todo lo que presenta un carácter semiótico. Pero, al mismo tiempo, se pasó por alto el descubrimiento del psicoanálisis, desde otro enfoque más que el de las interpretaciones puramente económicas, antes que considerar el nivel imaginario de la semiótica. Mi segunda parte no será, sin embargo una refutación de la primera, en la medida en que un alegato a favor del lenguaje es, de hecho, un alegato a favor de los aspectos semióticos de la experiencia analítica. Se tratará más bien de reorientar los mismos argumentos en beneficio de lo que sugiero llamar una semiótica de la imagen.
   
   El alegato en favor de una reinterpretación lingüística de la teoría analítica, procede en un comienzo de una inversión en la relación entre la metapsicología, y lo que se puede llamar en un sentido amplio la experiencia analítica. Sea que los planteamientos sobre psicoanálisis, incluyendo el mío, proceden desde un cierto desconocimiento del vínculo orgánico entre tres cosas: el procedimiento investigativo, es decir, la interpretación de los síntomas, sueños, actos fallidos, justificación, construcciones simbólicas de todo tipo; el método de tratamiento, es decir la técnica terapéutica, incluyendo el uso de la regla de oro, el manejo de las resistencias, la dirección de la transferencia, etc.; y, en fin, el instrumental teórico, es decir, la aplicación de entidades teóricas tales como libido, investidura, descarga, y el establecimiento de modelos explicativos como la teoría de las pulsiones, la primera y segunda tópicas, etc. Es el desconocimiento de este vínculo circular entre procedimiento de investigación, método de tratamiento y sistema teórico, el que ha conducido a sobreestimar el sistema teórico y, al mismo tiempo a no observar las posibles discordancias entre lo que el psicoanálisis hace, y lo que dice que hace.
   Las reinterpretaciones lingüísticas proceden de una revisión de la teoría a partir de la experiencia analítica, para englobar bajo este término, lo que hemos llamado, con el vocabulario del mismo Freud, procedimiento de investigación y método de tratamiento.

I. LA SITUACION ANALITICA COMO SITUACION DE PALABRA

Decimos en un comienzo que la situación analítica se caracteriza por ser una relación de palabra. El "tratamiento" -para conservar el mismo vocabulario- es una talk-cure*. Y el psicoanálisis seguirá distinguiéndose de todos los otros métodos terapéuticos por este verdadero ascetismo. El analizando está en una situación tal, que el deseo está sujeto a hablar, a pasar por el desfile de la palabra, a la exclusión tanto de las satisfacciones sustituidas, como de todo deslizamiento hacia el acting out*1.
   Este simple punto de partida en la práctica analítica, está cargado de consecuencias teóricas. Lo que parece no ser en un comienzo más que una sujeción inherente a la técnica analítica, recubre una exigencia teórica, a saber, incluir en la nomenclatura de las entidades teóricas, las entidades psíquicas que tienen una afinidad con el lenguaje. Si la teoría habla de instinto, de pulsión, no será jamás en tanto que fenómeno fisiológico, sino en tanto que sentido susceptible de ser descifrado, traducido, interpretado. El psicoanálisis no conoce del deseo más que lo que puede ser dicho. Comprendámoslo bien: no se trata de ninguna manera de una amputación de la experiencia humana, reducida al discurso, sino, al contrario, de una extensión de la esfera semiótica, hasta los confines oscuros del deseo, mudo antes del lenguaje. Por lo mismo entonces, el psicoanálisis pretenderá acceder a esta experiencia preverbal, a través de las construcciones simbólicas ulteriores, que le aseguran eficacia perdurable. Se podría decir que el psicoanálisis extiende el lenguaje más allá del plano lógico, hacia las regiones alógicas de la vida, que hace hablar esta parte de nosotros mismos que está menos muda, que aquella que ha sido obligada al silencio.
   Y desde un comienzo la hace hablar para el otro. La situación analítica ofrece al deseo lo que Freud llamó en uno de sus textos técnicos, "una suerte de arena, donde le será permitido al automatismo de repetición, manifestarse en una libertad total." Y ¿porqué la situación analítica tiene esta virtud de reorientar la repetición hacia la rememoración?. Porque ofrece en la transferencia un cara a cara ficticio frente al deseo. No solamente el deseo habla, sino que habla al otro. Este segundo punto de partida en la práctica psicoanalítica, no es menos amplio en implicaciones teóricas. Revela que desde el origen el deseo humano es, según la expresión de Hegel, deseo del deseo del otro y, finalmente deseo de reconocimiento. Esta alteridad es constitutiva del deseo, en tanto que demanda erótica. El descubrimiento del complejo de Edipo en el autoanálisis de Freud, no tiene otra significación: el deseo está estructurado como deseo humano cuando entra en esta relación triangular, que pone en juego a dos sexos y tres personajes, una prohibición, un deseo de muerte, un objeto perdido, etc. Se observa cuan inadecuada es la teoría con respecto a lo descubierto por el psicoanálisis, cuando aquella propone una definición puramente energética del deseo, en términos de tensión y de descarga, y no inscribe la intersubjetividad en la definición misma del deseo humano. Es el mismo modelo que ignora el lenguaje y al otro. Y hablar es dirigirse a un otro.

[...]

                                                                                        II
   
Las reflexiones que siguen están centradas en la noción de imagen. Estas constituyen sólo parcialmente una crítica a la reformulación lingüística de la teoría psicoanalítica. Lo esencial de la argumentación precedente será mantenido, pero reorientado en un nuevo sentido. Por una parte, en efecto, es un error creer que todo lo que es semiótico es lingüístico. Sin embargo, las tesis evocadas más arriba, llevan continuamente desde el carácter semiótico de los fenómenos descritos, hacia su carácter lingüístico. Por otra parte, es un error creer que la imagen no dependa del orden semiótico. Sin embargo, las teorías de la imagen de las que disponemos hoy en día, apenas nos permiten reconocer la dimensión semiótica, mientras que permanecemos tributarios de una tradición para la cual la imagen es un residuo de percepción, o una huella de impresión. Por lo tanto, a falta de una teoría apropiada de la imagen, la teoría psicoanalítica parece encerrada entre estas alternativas: o bien reconoce la función de la imagen en psicoanálisis, pero desconoce la dimensión semiótica dentro de su campo; o bien reconoce esta dimensión semiótica, pero la asimila demasiado rápidamente al reino del lenguaje. Mi hipótesis de trabajo es que el universo del discurso apropiado al descubrimiento psicoanalítico es menos uno lingüístico que uno fantástico general. Reconocer esta dimensión fantástica, es a la vez requerir de una teoría apropiada de la imagen y contribuir a su establecimiento en el pleno reconocimiento de su dimensión semántica.
   Yo no consideraría, en mi crítica de la reformulación lingüística del psicoanálisis, el reproche que comúnmente se le hace de dejar de lado el aspecto dinámico y económico de los fenómenos inconscientes, y de no decir nada del afecto, en el cual se expresa de manera no lingüística, el aspecto propiamente pulsional de los fenómenos. Diré unas palabras para terminar, sugiriendo que una fantástica, es quizás más apta para dar cuenta de la articulación de lo semiótico y de lo pulsional, que una lingüística. Mi crítica se mantendrá en los límites demarcados por los teóricos de la aproximación lingüística. Comienzo entonces, a partir de que la técnica psicoanalítica es una técnica que hace del lenguaje su campo de acción, y el instrumento privilegiado de su eficacia. La dificultad por lo tanto, no concierne al discurso en el que el proceso psicoanalítico se desenvuelve, sino a este otro discurso que se configura lentamente a través del primero, y al que a este le corresponde hacer explicito, el del complejo sepultado en el inconsciente(33). Que este complejo tenga una afinidad con el discurso, una decibilidad primaria, no hay duda, así que la misma situación analítica prueba que existe un aspecto semiótico. Es más, que los fenómenos revividos sean  gobernados por relaciones de motivación, que ocupan el lugar de lo que las ciencias de la naturaleza definen como una relación de causalidad, y que estas relaciones de motivación sean inmediatamente constitutivas de una historia susceptible de ser contada, esto también es demostrado por la recuperación narrativa que se produce en el análisis. Pero nada de esto prueba que lo que adviene al lenguaje - o mejor aún, lo que es llevado al lenguaje- sea lenguaje. Al contrario, es más bien porque el nivel de expresión propio al contenido inconsciente no es el del lenguaje, que el trabajo de interpretación es difícil, y constituye un verdadero aporte al lenguaje.

1. LA IMAGEN COMO TRABAJO DEL SUEÑO

   Freud se enfoca directamente en este problema en la sección c del capítulo VI de la Traumdeutung *2 consagrada al trabajo del sueño. Esta sección se titula (en el original alemán) "Die Darstellungsmittel des Traums"(34). La Standard Edition la tradujo como "The means of Representation in Dreams"(35). Freud parte de que el sueño, una vez interpretado, presenta numerosas relaciones lógicas, entre ellas, las antítesis, las contradicciones, pero también las condiciones, las consecuencias, etc., todas relaciones lógicas que encuentran en la sintaxis de nuestra lengua expresiones adecuadas: "tan", "porque", "al igual que", "a pesar de", "o bien... o bien". Sin embargo, es una característica no accidental de los sueños que, "por las relaciones lógicas entre los pensamientos del sueño, el sueño no tiene a su disposición ningún medio de presentación. La mayor parte del tiempo deja allí todas las preposiciones sin considerarlas, y no retoma para la elaboración, más que el contenido concreto de los pensamientos del sueño. Es a la interpretación del sueño, a la que se le deja el cuidado de reestablecer la cohesión que el trabajo del sueño ha anulado"(36).
   Esta incapacidad del sueño para expresar las relaciones lógicas, no es un simple defecto. Es la contraparte de un rasgo positivo de lo que Freud llama aquí "el material psíquico (psychisches Material) con el que se produce el sueño"(37). Este material psíquico, comparable al de las artes plásticas -pintura, escultura- no es otra cosa que la imagen, pero la imagen considerada en su capacidad de expresar, de señalar plásticamente las ideas, lo que el término Darstellung (que originalmente significa exhibitio) expresa bien. Los pensamientos del sueño de aquí en adelante se convierten (y son llamados) imágenes del sueño (dream images)(39).

[...]

2. EL CIRCULO DE LAS IMAGENES (52)

   Nuestro análisis se ha desplazado hasta ahora dentro del círculo de las imágenes del sueño. Sin embargo, el sueño nos ha hecho bordear constantemente otras manifestaciones de la vida imaginaria: el folklore, las leyendas, los mitos, las ficciones literarias, las obras de la plástica (pinturas y esculturas), etc. ¿En qué sentido se tiene el derecho de asignarlas a un mismo nivel de operación psíquica? ¿Qué rasgos presenta en común este nivel de operación que puedan caracterizar lo que he llamado en otra parte un "espacio de fantasía"(a space of fantasy)(53)?
   La unidad de este espacio no es fácil de reconocer, en razón de la diversidad de los niveles de eficiencia -desde la alucinación hasta la obra de arte-, de la diversidad de los medios -lenguaje, imágenes sensoriales, obras públicas inscritas sobre tela o sobre piedra. El vocabulariorefuerza esta incertidumbre. Así el término Phantasieren -que aún no hemos encontrado (hasta ahora no hemos hablado más que de Traumbilder, dream-images(54))- vacila entre dos usos. El primero, el más estrecho, se aplica a las construcciones simbólicas de la primera infancia, llamadas también "escenas primarias", que se toman por verdaderos recuerdos, pero que son en gran medida ficticias. Es en este sentido que Freud habla en la sección B del capítulo VII consagrado a la "regresión". La regresión hacia la imagen es presentada como una reviviscencia cuasi alucinatoria de las imágenes perceptivas ("El agenciamiento de los pensamientos del sueño es disociado durantela regresión, en su material en bruto"(55)), y una reemergencia de las fantasías injertadas en las experiencias infantiles ("A partir de esta concepción, el sueño podría ser descrito también como el sustituto de la escena infantil, modificado por la transferencia dirigida a algo reciente"(56)). Se puede ver cómo la vieja psicología de la imagen concebida como huella perceptiva, resiste al descubrimiento psicoanalítico del personaje construído del fantasma. El psicoanálisis sostiene que la "fantasía", en este contexto,es estrechamente solidaria del escenario de la escena infantil. Sin embargo, hay otro uso del término Phantasieren, que da su título al breve ensayo Der Dichter und das Phantasieren (1908)(57), desafortunadamente traducido al inglés por Creative Writers and Day-dreaming(58). El término Phantasieren no es asignado sólo al sueño diurno, sino a la serie graduada de producciones mentales que va desde los fantasmas del sueño y de la neurosis en un extremo, hasta la creación poética, pasando por los juegos de niños, el sueño despierto de los adultos, las leyendas heroicas, las novelas psicológicas. Lo que genera la unidad en este campo es, claro está, la motivación subyacente común, es decir el modelo del Wunscherfüllung ("cumplimiento del deseo") suministrado por la interpretación de los sueños, y extendido analógicamente a las diversas producciones mentales. Pero esta unidad de motivación no podría establecerse, si no se pudiera identificar la común mediación imaginaria, comparable a los procedimientos del trabajo del sueño. (Pp. 124-134)

NOTAS:
* Cura por el habla (en inglés en el original)(N: del T.)
*1 Paso al acto (en inglés en el original) (N. del T.)
[...]
(33) Aquí están los términos mismos de la interrogación de Émile Benveniste en sus "Observaciones sobre la función del lenguaje en el descubrimiento freudiano", La psychanalyse, vol.1, 1956. Retomado en Problèmes de linguistique générale, Gallimard, 1966.
*2 Interpretación de los sueños (en alemán en el original)(N. del T.)
(34) L`Interpretatin du rêve, op.cit,p.354
(35) En la traducción francesa (op.cit), aparece como: "Les moyens de présentation du rêve", p.354-383. Ricoeur  retoma la palabra inglesa de la SE: "représentation". Con tal de conservar esta palabra (al igual que "représentabilité"), cuando aparece en francés en Ricoeur, nosotros traducimos Darstellung (alemán) y representation (inglés) por "présentation".(Nota de los compiladores). Las tres palabras recién mencionadas: la alemana, la inglesa y la francesa, son vertidas al español por la palabra representación, adecuado equivalente de las tres. SE: Standard Edition, edición inglesa de las obras de Freud empleada como referencia (N. del T.)
(36) L`Interpretation du rêve, op.cit, p.356.
(37) Id.
(38) "Pero, al igual que la pintura ha conseguido finalmente dar expresión a la intencionalidad del discurso de los personajes figurados, ternura, amenaza, alerta, etc., también se ofrece la posibilidad al sueño de tomar en consideración tal o cual relación lógica entre los pensamientos del sueño, y esto, gracias a tal modificación adecuada de la presentación particular del sueño"(id.,p.357). Sigue una larga enumeración de diversos procedimientos, por medio de los cuales se figuran las diferentes relaciones lógicas. (El número de páginas corresponde a la edición francesa. N. del  T.)
(39) Id.,p.373-374. Según los contextos, la SE traduce Bild por Image o por Picture(en la misma página, por ejemplo p.344). (Tanto Bild, como Image o Picture, pueden ser traducidas al español como imagen, pero Picture pasa a significar cuadro o pintura en este caso. N. del T.)
(52) P.R. había puesto a este desarrollo el título inglés: "The image-family" (Nota de los compiladores)
(53) Esta última parte de mi estudio retoma, en forma abreviad, el análisis de la "fantasía", que he publicado bajo el título: Psicoanálisis y arte, Cf. en este mismo volúmen p.221
(54) "Imágenes de sueños" (en inglés en el original. N. del T.)
(55) L`Interpretation du rêve, op.cit,p.597.
(56) Id., p.600
(57) Le Créateur littéraire et la fantasie, en recogido en L`Inquiétante Étrangeté et autres essais ,p.31-46. [El traductor se explica sobre la elección de traducir Phantasieren por "fantasie": Marie Bonaparte había traducido este texto con el título La Création littéraire et le rêve éveillé]. La primera traducción mencionada es El creador literario y la fantasía, la de Marie Bonaparte es La creación literaria y el sueño despierto.( N. del T.).
(58) En SE, vol. IX.

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